Afirmando la potencia femenina para parir

Hoy en día muchas mujeres no tienen confianza en su capacidad corporal para parir. Le temen no sólo al dolor sino a enfrentarse cuerpo a cuerpo con la intensidad de una sensación que desconocen.
Esto se corresponde con que vivimos en una época en la que se evita el contacto con lo que no se puede controlar, con la incertidumbre.
Buscamos salidas rápidas de las situaciones que nos preocupan y no soportamos convivir con las tensiones propias de los momentos de cambio.
Hay un apuro por resolver más allá del tipo de resultado.
El foco está puesto en el producto más que en el camino que lleva hacia él.
El "time is money" regula nuestras vidas, la tecnología que apareció para acompañar o resolver una complicación de parto terminó sustituyendo al proceso fisiológico y hoy las mujeres confian mas en un aparato que en su propio poder para parir.
Aún en un embarazo y parto normal se sienten desprotegidas si no hay un equipo electrónico que les confirme el buen curso de su trabajo de parto.
Creen que para que se cumpla la categoría de "seguro" es necesario sacrificar a la categoría de "humano" olvidándose que cualquier práctica de asistencia al parto, debe garantizar siempre ambas.
En inglés existe un juego de palabras "High Touch Low Tech" que da cuenta de la relación inversamente proporcional existente entre el contacto y la tecnología en donde un alto nivel de contacto humano puede hacer disminuir la intervención del recurso tecnológico.
Como mujeres necesitamos recuperar nuestro derecho a parir con nuestras propias fuerzas porque representan la expresión de nuestra potencia creadora que nos hacen sentir plenas, con alegría, con entusiasmo, satisfechas en la manifestación de un saber hacer sin libreto ajeno a nuestra forma, con nuestros cuerpos, desde nuestra sexualidad y con la confianza de que si no nos lo silencian con artificios químicos nuestro arte de parir emergerá con un grito liberador.
Pareciera que en nuestros días saber parir no es un bien valorado o no tiene la jerarquía social de la que gozan otras actividades que la mujer hoy ha conquistado.
Para muchas resulta anacrónico no hacer uso de los avances técnicos aun cuando estos no fueran necesarios.
Es responsabilidad de las que hemos parido contagiar a las demás mujeres nuestro entusiasmo por haber sentido nacer visceralmente a nuestros hijos.

Lic. Viviana Tobi