Debaten si hay que guardar el cordón del bebe

Surgen problemas éticos y dudas sobre sus aplicaciones

“Guarde la sangre del cordón umbilical de su bebe. En el futuro podría salvarle la vida.”

En Buenos Aires, desde fines de 2003, un grupo creciente de mujeres embarazadas recibe esta propuesta, que las alienta a recolectar –previo pago de unos 800 dólares– las valiosas células madre que fluyen después del parto y conservarlas, mediante criopreservación, por 90 dólares anuales.

Como estas células han cobrado notoriedad en la última década porque podrían transformarse en cualquier tipo de tejido y se piensa que podrían servir –en teoría– para tratar enfermedades neurodegenerativas (como el Alzheimer o el Parkinson) o el infarto, los bancos privados publicitan sus servicios diciendo que guardar la sangre del cordón del bebe es “un incalculable bien de familia” y que su conservación “brinda al recién nacido un seguro biológico”.

Pero no todos están de acuerdo. En algunos ámbitos académicos la recolección de estas células para uso privado es cuestionada. Uno de los que disienten es el doctor Pablo Rubinstein, médico chileno que dirige el Programa Nacional de Sangre de Cordón del New York Blood Center. El explica: "Los padres deberían saber que la sangre del propio cordón del chico no puede utilizarse para tratar enfermedades genéticas porque las células estarán afectadas por esa condición".

Y tampoco para un trasplante en casos de leucemia, por dos razones: "Una, en la mayoría de los casos de leucemia infantil las células que poseen la mutación están presentes en el nacimiento y el cordón podría tenerlas; dos, el sistema inmune falló para evitar la enfermedad, y en tanto la sangre de cordón se trasplantaría para restablecer ese sistema, no sabemos si lo protegería".

La sangre del cordón se obtiene por un procedimiento sencillo, que no reviste peligro ni para la mamá ni para su bebe (ver infografía). Si no se recolecta, su destino es el cubo de residuos.

A diferencia de la sangre de médula ósea, que se extrae de las crestas ilíacas y supone un procedimiento casi quirúrgico, es más fácil de recolectar y está siempre disponible, sin depender de la capacidad o voluntad de un donante. Es menos agresiva inmunológicamente, y esto disminuye la complicación más temida del trasplante: el rechazo.

Permite tratar enfermedades oncohematológicas (leucemias, linfomas, anemias, etc.) y otras condiciones no muy frecuentes, como osteopetrosis (de origen metabólico) y talasemias.

Donación v. almacenamiento

El doctor Santiago Pavlovsky, director médico de Fundaleu, afirma: "Guardar la sangre de cordón de un hijo para para uso propio no tiene fundamento. La posibilidad de que sufra leucemia es inferior a dos casos en cien mil, y si ocurre dentro del año de edad es muy probable que la sangre del cordón contenga su agente causal. Hay enfermedades que pueden tratarse con sangre de cordón, pero siempre es posible obtenerla de bancos públicos. Y en cuanto a la promesa del tratamiento de enfermedades a largo plazo, nada indica científicamente que estas células servirán. La promoción es comercial. No es correcto que le hagan creer a la futura mamá que la que no congela pone en peligro la vida de su hijo".

La única indicación aprobada para guardar células de cordón de un bebe en una misma familia es un familiar inmediato con una enfermedad tratable con sangre de donante relacionado.

Esa es la tarea que se realiza desde 1998 en el Banco de Células de Cordón del Hospital Garrahan, que dirige la doctora Ana del Pozo, jefa de Hemoterapia.

"Tenemos unas cien muestras, todas de hermanos de pacientes pediátricos que podrían beneficiarse con un trasplante, y sólo ellos tienen derecho a utilizarlas -explica del Pozo-. Pero a partir del 29 de abril nuestro hospital contará con el Primer Banco Público de Sangre de Cordón. Colectaremos en la Maternidad Sardá y en otras maternidades públicas y privadas del país, invitando a las mamás a hacer una donación altruista y anónima. Buscamos que la población comprenda que todos estaremos más protegidos cuanto mayor sea la variedad de donantes."

En la provincia de Buenos Aires hay otro proyecto de ley para crear un Banco Provincial de de Células Progenitoras Hematopoyéticas (Bancel) de cordón y placenta, pero no prosperó.

"Luego de un trabajo de más de dos años de las cámaras legislativas provinciales, el Poder Ejecutivo provincial la vetó -explica el doctor Eduardo J. Spinedi, investigador del Conicet y directivo del proyecto-. Así se priva a la población de un servicio comunitario y gratuito para trasplantes e investigaciones."

Para Ana del Pozo, sin embargo, la clave no es diversificar, sino unir esfuerzos, y aspira a que el banco que dirige tenga alcance nacional.

El hecho de que en nuestro país no funcione aún un banco público de células de cordón no significa que no se hayan realizado trasplantes con esta "materia prima" que en muchos casos llegó desde el banco que dirige en Nueva York (una institución sin fines de lucro), el doctor Pablo Rubinstein.

"En los EE.UU. hay unos 200.000 unidades de sangre de cordón -dice-, que permitieron entre cinco y seis mil trasplantes. Distinto es el panorama de los bancos privados. Uno de ellos informó que tenía 250.000 muestras. Del resto, nada se sabe. En la mayoría de los casos no se usan y están guardadas sin beneficio para nadie, dando ingresos a sus propietarios y accionistas. En Italia y Bélgica, estos bancos ya se prohibieron."

Una promesa en expansión

Además de Mater Cell, el primer banco de Células Madre de Cordón Umbilical para uso propio de América del Sur, en nuestro país comenzarán a funcionar otros dos: uno será BioCells, dirigido por los doctores Sebastián y Nicolás Neuspiller; el otro es del hospital Italiano, a cargo del doctor Eduardo Dibar, jefe de Hematoncología del establecimiento.

El doctor Marcos Bujas, jefe del Servicio de Medicina Transfusional del Italiano, disiente con Pavlovsky y Rubinstein. Explica que hasta los 20 kilos de peso la sangre del propio cordón sí podría servir a un niño para tratar enfermedades oncohematológicas propias.

Bujas afirma que el uso potencial de estas células no es fácil de explicitar hoy día, pero "que un grupo de (las mismas) podría ser sumamente útil para generar tejidos en caso de requerirlo en el futuro", tal como reza el consentimiento informado que los padres serán invitados a firmar antes de autorizar la recolección.

Tanto Bujas como el resto de los profesionales del Italiano comprometidos en la tarea se apresuran a aclarar que a diferencia de Mater Cell, el banco de ese hospital sólo conservará las células de cordón de los bebes hasta que éstos acusen 20 kilos en la balanza.

"Dado que luego de ese peso no existe un claro uso no hematológico para sí mismo y sí se mostró que podría utilizarse para trasplantar a otras personas, inclusive adultos, el hospital sugerirá fuertemente a los padres que sería muy provechoso que esa sangre pasara a un banco de donantes no relacionados, dado que será de mucha más utilidad que al propio bebe", explica el doctor Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del hospital Italiano.

Argibay agrega que ese instituto lleva adelante un proyecto de investigación con todo tipo de células stem, y que "en este contexto ofrece el servicio de recolección y preservación de las células de cordón, pero con algunas condiciones: no publicitarlo, no generar falsas expectativas ni ofrecerlo compulsivamente (por ejemplo, a través de folletería, notas internas, en los medios o por internet), no causar un costo económico a la seguridad social, las obras sociales o los prestadores privados e instruir a los médicos a no ofrecer este servicio, salvo en casos de protocolos de investigación."

El doctor Lucas Otaño, jefe del Servicio de Obstetricia del mismo hospital, afirma que el consentimiento informado "no será adornado con frases como ?guarde su sangre porque le va a servir para curar el Parkinson, o el infarto´... porque está lejísimo de probarse que vayan a ser útiles para esos fines."

El doctor Mario Sebastiani, que integra el Servicio de Obstetricia del hospital Italiano y es presidente de la Asociación Argentina de Ginecología y Obstetricia Psicosomática, dice que desde la empresa Mater Cell lo contactaron para que ofrezca esta opción a las pacientes y que él personalmente no se opone ni lo estimula.

"Si la mujer lo solicita, soy permeable a su pedido -explica-. En los EE.UU no debe haber menos de 30 bancos.Y la discusión allá no pasa tanto por los posibles usos terapéuticos, sino acerca de si debe ser pagado por los usuarios o cubierto por el Estado. Creo que en tanto la evidencia científica respecto de la utilización [no hematológica] de estas células se limite a pocos casos, no deberían usarse dineros públicos cuando estamos en un país donde falta tanto por resolver. Pero yo, Mario Sebastiani, a nivel individual, si tuviera 1500 dólares guardaría la sangre de cordón de mis hijos."

Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACION