DICIEMBRE 2004

El viernes 10 de diciembre despedimos el año con todas las mamás y los bebés que asistieron a nuestro centro en el 2004. Fue una hermosa fiesta a la que concurrieron más de 30 bebitos de diferentes meses con sus orgullosas madres.

Después de cruzar abrazos e informales  saludos  con cada una de las que iban llegando, y sorprendidas de los cambios, tanto en el crecimiento de los bebés como de las nuevas imágenes de mujeres madres con que cada una se mostraba, volvimos a nuestro viejo ritual de la ronda en el piso de nustro salón de trabajo.
La presencia de tantos bebés   hizo agitar rápidamente el ambiente que como mágicamente fue aquiétandose con la hábil participación del equipo de Planeta Juego, quien coordinó una serie de juegos y cantos compartidos con las mamás.
Era emocionante para nosotras, con Norma, Yasmin, Claudia y demás colaboradores  que habíamos acompañado todo el proceso de embarazo y crecimiento de esos niños, verlos ahora disfrutando sorprendidos, de un sonido, un color , una caricia, de la mano de sus mamás. Como si en en ese instante se estuviesen haciendo realidad todos los viejos  sueños  de maternidad alguna vez confesados por ellas, meses atrás,  en ese mismo lugar .
 E inmediatamente y como si no  hubiéramos dejado de vernos, recuperamos nuestro habitual trabajo de grupo de reflexión, esta vez como en una gran asamblea de mujeres, en la que cada una fue desnudando sus emociones, vivencias, ideas y preocupaciones.
Se plantearon las bondades y  dificultades del post parto, lactancia y  crianza en general para mujeres que como la mayoría trabajan o estudian o tienen cualquier otro interés además de la de los hijos.
El asunto de la pareja fue uno de los ejes sobre los que giraron muchas de las preguntas hacia las demás: si ya habían encontrado o no un espacio para un momento de intimidad con la pareja, o concretamente si habían  reanudado las relaciones sexuales; el cómo organizaron o no la anticoncepción; las discusiones; la irritabilidad, la falta o el desarreglo en el sueño; la necesidad de contención y  de un diálogo con un otro  adulto; el compatir más o menos el ámbito de la crianza en pareja; la familia en general; la nueva relación con la propias madres, la suegra, la ayuda doméstica, la cuidadora del bebé cuando hay que dejarlo; la vuelta al trabajo; los buenos  hábitos aprendidos en el embarazo; las dietas,etc.
 En fin, el crecimiento y la transformación que implican la maravillosa experiencia de parir y parirse como mujeres madres y para quienes somos testigos de este proceso, la aventura de acompañar en la perinatalidad y  asistir a  uno de los momentos más trascendentes de la vida.  
  

Lic. Viviana Tobi. Directora de Tobi Natal

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