Parto Humanizado
Una manera de nacer que respeta las necesidades afectivas de la futura madre y ofrece la mejor atención técnica según la evidencia científica

Montevideo, 16 de abril de 2004 (CLAP) La llegada de la mujer al hospital para tener familia trajo como consecuencia la medicalización del parto y la incorporación de una serie de maniobras para su atención puestas en práctica sin una previa comprobación de sus beneficios. Fue recién luego de esa introducción que numerosos investigadores comenzaron a evaluar si esas diversas conductas aplicadas en los partos hospitalarios representaban un beneficio que justificara las molestias de su aplicación.
Esas investigaciones, por ejemplo, estudiaron el uso sistemático de la episiotomía (a todas las parturientas primerizas sin discriminación) y mostraron claramente que no trae los beneficios que justificaban su uso (disminución de desgarros, entre otros) y que, por el contrario, aumenta el disconfort materno. Esto llevó a que la recomendación de la mayoría de las organizaciones médicas mundiales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), sea la de no justificar la episiotomía rutinaria y de propiciar su abandono; proceso que ya se ha implementado en muchos países y hospitales. Estas y otras revisiones sobre la atención de la mujer embarazada son las que han dado el impulso para hoy hablar de “parto humanizado”. Pero, ¿qué significa realmente un parto humanizado? y ¿por qué se debe trabajar en su diseminación?
El médico obstetra, José Belizán, director del Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano (CLAP) explicó que un parto humanizado es aquél en donde “la mujer y el recién nacido son atendidos con los mejores cuidados técnicos, afectivos y emocionales según indica la evidencia científica”. Agregó que es “cuando se contemplan todas las necesidades de la madre y su hijo”.
De acuerdo con Belizán, “la práctica de un parto humanizado no sólo contempla hacer tratamientos médicos beneficiosos (como el uso de oxitocina durante el desprendimiento de la placenta para reducir el riesgo de una hemorragia post parto) sino también intervenciones ‘no médicas’ que han demostrado mejoran los resultados y dan a la futura madre un mayor confort”. A modo de ejemplo, el director del CLAP citó el hecho de que la parturienta esté acompañada durante el trabajo de parto por un familiar o personal no médico entrenado para brindarle apoyo sicoemocional e informativo (doula) y que se le permita deambular y optar por la postura más cómoda para dar a luz. “Todas esas medidas, agregó, llevan a la supresión de conductas agresivas que generan molestias y dolor tales como el enema, rasurado y episiotomía sistemática”.
Un parto humanizado es, entonces, aquél en donde la mujer puede:
1. Tener una persona que ella designe para que la acompañe permanentemente dándole apoyo emocional
2. Deambular libremente durante el trabajo de parto si así lo desea
3. Optar por la posición en donde se encuentre más cómoda para parir
4. Que no se le realicen sin su autorización prácticas como: enema, rasurado y episiotomía (agrandamiento del orificio vaginal mediante una incisión con tijera o bisturí del perineo durante la última parte del período expulsivo) y técnicas sistemáticas de rutina, así como la colocación de una vía intravenosa por la eventualidad de necesitar medicación
5. Permanecer con su bebé inmediatamente después del parto y durante toda la internación, siempre y cuando no necesite cuidados especiales.
Se ha demostrado que la implementación de estas medidas para “humanizar el parto” no representan mayores gastos económicos para los sistemas de salud. Por el contrario, implican un ahorro ya que por ejemplo al restringir el uso de la episiotomía, enema y rasurado se invertiría menos en materiales como hilo de sutura, soluciones y hojas de afeitar. Diversos estudios también comprobaron que con el “parto humanizado” se produce un ahorro de dinero ya que por ejemplo aquellas mujeres que fueron acompañadas durante el nacimiento de su hijo necesitaron menos analgesia, cesáreas y episiotomía.
Por lo tanto todo, el personal involucrado en la atención de una parturienta debe brindar la mejor atención basada en evidencias científicas que contempla la utilización de conductas beneficiosas como el acompañamiento durante el trabajo de parto y la no utilización de intervenciones inefectivas y hasta perjudiciales como el enema rutinario, el rasurado, la imposición de posiciones, la episiotomía, la restricción del contacto madre-hijo y la lactancia con restricciones. Ello, junto con el afecto que toda persona necesita de los que brindan salud, permitirá obtener mejores resultados biológicos y psicoafectivos de un momento tan importante para la mujer y su familia.
“Practicar, entonces, un parto humanizado –concluye Belizán– permite la obtención de mejores resultados y una mayor participación de la mujer, su pareja y familiares en el nacimiento de un hijo así como también un ahorro en los presupuestos de las maternidades”.

Características de un Parto Humanizado:

Medidas Evidencias científicas
Que la mujer este permanentemente acompañada durante el trabajo de parto y parto por quien ella desee, familiar, amigo o un profesional no médico, especialmente entrenado (doula). Menor necesidad de hacer cesáreas, episiotomía, usar analgesia, niños que nacen con más vitalidad, según estudios cuyas mujeres estuvieron acompañadas por doulas.
Libertad para deambular y cambiarse de postura mientras dure el trabajo de parto. No existen beneficios de estar acostada durante el trabajo de parto en relación otras posiciones: deambular, sentarse, etc.
Elección por parte de la mujer de la postura que le quede más cómoda para parir. No mejora los resultados el obligar a la mujer a adoptar una determinada posición.
Uso restrictivo de la episiotomía. La episiotomía rutinaria no produce ningún beneficio a corto ni largo plazo, tanto en la madre como en el niño. Por el contrario aumenta el dolor, la necesidad de sutura y las complicaciones en la zona perineal de la mujer. La episiotomía no necesariamente evita desgarros y, de por sí, es un desgarro (corte).
No practicar enema. Se demostró que utilizarlo no previene infecciones en el recién nacido por contacto con la materia fecal materna.
No practicar rasurado del vello púbico. No se demostró que su uso prevenga infecciones.
Contacto inmediato con el recién nacido, salvo que necesite cuidados especiales. Estimula la relación madre-hijo, aumenta el contacto piel a piel y propicia a que la lactancia sea más prolongada.
No colocarle a la mujer una vía intravenosa por la eventualidad de necesitar medicación. No se ha demostrado ningún beneficio de esta conducta.
Lactancia según demanda. La imposición de horarios y tiempos de la lactancia mostró perjuicios en el niño.

Por más información, por favor dirigirse a: Lic. Alejandra Frutos
Centro Latinoamericano de Perinatología (OPS/OMS)
Hospital de Clínicas, piso 16, Montevideo, Uruguay.
Tel. 598 2 487 29 29 int. 32
Fax. 598 2 487 25 93
E-mail: alfru@adinet.com.uy
Visite la página web del CLAP: www.clap.ops-oms.org